miércoles, 3 de febrero de 2010

Cuando uno compra un libro de terror espera pasar malos ratos, yo con este libro los he pasado.

Los más fervientes seguidores del ¿Conde? El año pasado recibimos con gran entusiasmo la noticia de que, por fin, un descendiente de la estirpe Stoker tomara la decisión de llevar a cabo la secuela de una de las novelas mas leídas y adaptadas de la historia, por no decir que, a mi parecer, podría llegar a ser rival en adaptaciones de los textos bíblicos a la gran pantalla.

Antes de entrar en materia y ofreceros una suculenta crítica sobre el libro, me gustaría primero, centrar vuestra atención tanto para el ajeno a la historia cómo para refrescar la memoria al que de sobra la conoce, un breve resumen en honor a todos aquellos directores que en su día decidieron adaptar la novela de Bram Stoker y porque complicaciones pasaron después de ello.

Comenzaremos por el mítico y ,a mi parecer, incomparable Nosferatu de Murnau…
F.W. Murnau adaptó la novela de Stoker en el verano de 1921, cambiando los nombres de los protagonistas y aproximando lo más posible su Graf Orlok al vampiro que se nos sugería en la novela.

A pesar de crear una obra maestra y ser el mejor ejemplo cuando uno quiere hacer referencia al Expresionismo Alemán, Murnau se las vio cara a cara con la esposa de Stoker, la cual, ofendida por la “desfachatez” que había llevado a cabo Murnau con la novela de su esposo, inició su propia caza de brujas contra todo aquel que se atreviera a tomar cómo referencia la novela, llegando a intentar destruir todas las copias del Film de Murnau.

Años mas tarde, el Director/Actor de teatro y gran amigo de la familia Stoker, Hamilton Deane, adapto la novela para ser representada sobre los escenarios Europeos y Londinenses durante algo más que 4 años, esta vez con el consentimiento directo de los Stoker.

Cuando Horace Liverght consiguió hacerse con los derechos de la obra y logró que Dracula cruzara el charco como en la novela, Br
oadway conoció a Stoker y a su Príncipe de las tinieblas, esta vez encarnado por un desconocido actor Húngaro llamado Bela Lugosi. El resto de la historia creo que es de sobras conocido por todos…

Año 2009, 112 años después de que Bram Stoker finalizara su novela, su Sobrino-Biznieto Drace Stoker publica con la colaboración de Ian Holt, la esperada secuela de la Obra…


Miles de seguidores y fans del Príncipe esperan ansiosos que Dracula, El no-muerto llegue a todas las estanterías… y nos encontramos con una novela pésima.

Drace y Ian, a mi parecer han bebido más del cine del siglo XX que de la novela gótica en cuestión, ya que no se asemeja ni una pizca a ese paisaje siniestro que tan bien nos definía Bram.

Dracula ha vuelto, pero para esto podría haberse quedado en su cripta un par de siglos más sinceramente. Al terminar de leer esta secuela, sólo podría decir que me sentido ofendido en todos los sentidos.

Uno desea que el príncipe vuelva para saciar nuestras sed de venganza contra los que lo destruyeron y nos encontramos a un personajillo que en momentos se aproxima más a Lestat de Anne Rice pero siendo, en cierto sentido, más pésimo si cabe.

Si uno se puede considerar un entendido en el tema de la Upirología, sin llegar a ser un experto, sélo basándose en los datos básicos, debería saber que Dracula siempre fue un personaje de ficción basado en la biografía de Vlad Tepes conocido mundialmente como “El Empalador” del cual tomo pequeñas referencias el Sr. Stoker , para dotar a su personaje más que de un pasado, de un punto de referencia histórico, ya que en ningún momento el Voivoda de Valaquia bebió sangre de sus víctimas ( muchas especulaciones hay sobre esto pero, hasta el día de hoy, ninguna certificada)ni se levantaba de su sepulcro para ello.

Un dato que podría ser el menos importante, pero que, cuando uno lee el último párrafo de la novela, se le revuelven las tripas, se ha ambientado la secuela en el S.XX, contra ello no me opongo, al contrario me parece muy buena elección, pero una cosa no quita a la otra y meter a Jack The Ripper, como que sobra y no viene a cuento, por mucho que Drace lo intente.

En esta secuela, además de mencionar a Jack, volvemos a tener noticias de los personajes de la primera novela. Mina, por desgracia y bajo la imagen que nos quieren dar, pasa de ser una alma tortura por el Conde para, acto seguido, tener más poderes sobrenaturales que Blade.

Van Helsing, pasa a ser un abuelo con ataques psicóticos que tira todos sus principios por el suelo con tal de conseguir la vida eterna y, cuando logra su propósito, su cuerpo No-Muerto es el que es arrojado.

Drace e Ian, nos presentan también nuevos personajes y entre ellos cabe destacar Quincey Harker, hijo de la unión de Mina con Jonathan, que a pesar de sus disputas con su Alcohólico padre, sueña con llegar a ser un Actor reconocido encima de las tablas, algo que se nos repite hasta la saciedad en esta Novela.

Otro personaje que también se han sacado de la manga y para darle un toque más ¿Erótico? Erzsebeth Bathory, también tiene su papel en la obra y, cómo no,… Drace la vuelve a pifiar.

Todos conocemos las andanzas de la Condesa Sangrienta y la hemos visto en pantalla muchísimas veces pero cómo le pasa a su compañero de farras nocturnas, en esta novela también se ha tergiversado la realidad.

En resumen, Dracula, el No-Muerto para mi gusto no cumple con su objetivo, ya que, sinceramente, no aporta nada nuevo a la trama original, y lo único que viene a tu cabeza después de aguantar semejante tostón es… otros 20€ tirados a la basura.

Tonyo Ordoñez


1 comentario:

  1. Dos comentarios a hacer.

    El primero es evidente. ¿Alguien dudaba del hecho de que la calidad del libro iba a ser ínfima? No es más que un subproducto literario con el gancho comercial de un apellido y, afortunadamente, o, desgraciadamente, cada cual que elija su opción, el talento no se transmite vía genética.

    El segundo es un apunte personal. Aunque Toño se haya dado por satisfecho con un "el resto de la historia es de sobras conocido por todos" no se puede pasar de puntillas sobre "Dracula" de Tod Browning (1931), "Horror Of Dracula" de Terence Fisher (1958)y sus secuelas por parte de la Hammer con Christopher Lee y "Bram Stoker's Dracula" de Coppola (1992), la adaptación más fidedigna a la obra original si queremos hablar sobre adaptaciones de la pieza literaria a la gran pantalla.

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